viernes, 5 de septiembre de 2008

Río abajo


A veces me despisto
por ir pensando en cosas que no debo
buscando entre caminos, zigzagueo,
movido siempre, como se mueve un río,
por una fuerza viva y misteriosa;
ocultada en la tierra o invisible en el cielo.

Como el cauce de un río,
pequeño hilo de vida uliginoso,
fue pequeño mi mundo; claro y puro.
Al paso de los días,
fui aprendiendo del tiempo y de la tierra
para ir creciendo lento gota a gota,
y como crece un río, crezco en la libertad
de acariciar el borde de un camino
que me mueve a un océano, tal vez desconocido.

Pasé de arroyo intrépido y frenético,
entre las altas rocas escarpadas,
a contemplar, cargado ya de vida,
todo lo que rodea mi camino.
He aminorado el ritmo en el viaje
para alargar el tiempo entre meandros:
veo la vida pasar; o mejor dicho,
paso yo por la vida sin pararme.

Y llegaré nutrido ya de agua,
cargado de afluentes e influencias,
al abismo final,
al vértigo infinito de la falta de altura
dejando allá a lo lejos las montañas;
hacia ese mar varado,
que en su calma oceánica,
me empuje a comenzar el tránsito hacia el cielo
para volver a ser la esencia de una gota
de agua y viajar libre,
sólo, y en mi pureza.

2 comentarios:

Eirene dijo...

Me ha encantado. Sabes, me ha recordado un poco a la poesía de Jorge Manrique(que no es cualquierilla)pero tan solo por el simil que has hecho entre la vida y el río, porque pienso q esta poesía tiene mucha mas chicha que la de Jorge Manrique. No cabe duda de que eres un artista. Un besazo poetilla

isabel dijo...

Es maravilloso.