viernes, 16 de mayo de 2008

Biblioteca


La vida ralentiza su pulso entre estas cuatro paredes
el tiempo hace un amago de parar
pero sólo descansa y mira;
descansa sobre los viejos libros de piratas,
sobre un rincón de polvo jubilado,
sobre el olor a letras no leídas,
sobre los azulejos escarlata,
sobre las sillas de madera carcomida.
Mira los entresijos de los cuentos,
la lámpara que alumbra las esquinas,
la sombra de los libros mal dispuestos,
ojea las novelas, los periódicos,
las obras de teatro, los ensayos,
las memorias que ya fueron olvidadas,
las historias por contar, las ya contadas.

La vida ralentiza su pulso
el tiempo descansa y mira,
se fue el día.
Regresarán mañana y buscarán
un verso que los haga intemporal
de algún libro barato de poesía.

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