No sé si te merezco
porque eres flor que nace
aquí en el valle,
y a mí me gusta, a veces,
subir a las montañas;
a sentir el vacío de las
alturas, 
el viento incontrolado
que me azota,
la falta de cobijo, 
el precipicio,
el borde de la roca, la
caída...
Disfruto con la altura y
la distancia, 
aunque siempre termino
echándote de menos 
y bajo la ladera, 
- a medio deshacer -
para llegar a ti
y ver que tu color,
tu lugar y tu aroma 
me
salvan nuevamente del abismo.